EL MUNDO SONORO, LA
AUDIENCIA Y SU CREACIÓN RADIOFÓNICA
"El
lenguaje es lo más humano que existe. Es un privilegio del hombre... Cada
palabra lleva consigo una vida, un estado, un sentimiento.”
RESUMEN:
Vivimos en un mundo sonoro. Un mundo lleno de millones de
manifestaciones sonoras que llenan nuestras vidas: música, voces, ruidos… Un
mundo en el que la creatividad del ser humano también tiene forma de sonido. Un
mundo en el que el objeto más simple o la tecnología más avanzada se ponen al
servicio de nuestro afán por comunicarnos, por expresarnos y por hacernos parte
de ella.
La información que se deriva del estudio de la audiencia, permite
conocer a la propia emisora el nivel de impacto en sus oyentes, así como su
calidad. Orienta a los profesionales que componen la radio, a conocer el
grado de aceptación, agrado o desagrado de sus seguidores. Es el oído, el cual nos permite participar de
esta vivencia en forma activa y consciente. Con el oído captamos información
del exterior en forma de ruido, música y también lenguaje. Así mismo podemos
decir que para que la información brindad por un locutor sea creíble la voz se convertirá en el principal instrumento de trabajo de los
periodistas radiofónicos. Se transforma en el vínculo con el oyente, en el
enlace con quien escucha y en el canal invisible, conductor de informaciones.
PALABRAS CLAVES: credibilidad / voz / expresividad / recursos
sonoros /estimulo/imágenes mentales / hiperfragmentacion / audiencia / sonoro.
CONTENIDO DESARROLLADO
El sonido es movimiento, sin movimiento no hay sonido. Nuestras
vidas cotidianas están plagadas de sonidos, el mundo es un mundo sonoro. El órgano sensible que traduce estas
vibraciones en información para nuestro cerebro, es el oído, el cual nos
permite participar de esta vivencia en forma activa y consciente. Con el oído captamos
información del exterior en forma de ruido, música y también lenguaje. Cuando
ponemos atención consciente a lo que sucede en el exterior, nos damos cuenta de
los mensajes que recibimos de los demás y de lo que nos quieren comunicar.
Es por ello que existen una multitud de sonidos a nuestro
alrededor que nos relatan historias cotidianas, como así también existen un sin
número de sonidos e historias que producimos cotidianamente en cada uno de
nuestros quehaceres. Sin embargo pocos son los que realmente escuchan estos
sonidos, estos paisajes que describen el lugar en el que vivimos y el entorno
en el que nos movemos.
Sin embargo el paisaje sonoro tiene otras cualidades como ser: su
composición acústica; la cual es sumamente compleja y rica en sonidos compuestos
que, en su mayoría, no pueden ser identificados individualmente, es decir
aislados del conjunto.
Por tanto, la comunicación
acústica es el término utilizado por Barry Truax para definir al ínter
disciplina que se encarga de las relaciones y significados que el sonido genera
en contextos ambientales. El modelo de comunicación acústica está basado en el
intercambio de información. Podemos afirmar que el sonido es sin duda algún fenómeno físico producido por la vibración de
un cuerpo, pero también podemos afirmar que el sonido es una sensación
fisiológica a la cual responde nuestro cerebro.
Luego “El concepto de audiencia se refiere al conjunto de
destinatarios potenciales y reales a los que se dirige la emisora con su
programación y en muchos casos con la información. Pero no puede tomarse como
algo monolítico. Es preciso referirse a múltiples variables imprescindibles
para plantearse la información como un servicio a las mismas de tal manera que
no puede hablarse de audiencia en un sentido unitario sino de la diversidad de
audiencias a las que se dirige la radio por la fragmentación producida y por
las peculiaridades de cada grupo” (Cebrián Herreros, 1995: 221).
Sin embrago todo esto se ve relacionado con lo que respecta a la
audiencia ya que es un término abstracto que ha evolucionado de manera
constante durante décadas. Así mismo la radio atraviesa hoy profundos procesos
de transformación causados por los cambios en los hábitos de consumo cultural
de las audiencias y de la masificación del uso de Internet y su creciente ancho
de banda. “Hoy las radios tienen que pensar su dimensión digital, su oferta Mobile,
sus aplicaciones, su presencia en las redes sociales y, por lo tanto, su
producción de contenidos trasciende el sonido para integrarse con el mundo
multimedia”
Se puede decir que actualmente hoy, se realiza un continuo
seguimiento de los niveles de audiencia que poseen, en función de muchos
criterios, como puede ser las franjas horarias, el tipo de contenido del
programa, los locutores que dirigen los programas, etcétera. Pero en el análisis de la audiencia también
se estudia el perfil del público, en este caso, el perfil del oyente. Se considera su edad, el sexo, la población
en la que vive, el nivel económico y cultural, entre otros factores. Por lo
tanto la información que se deriva del estudio de la audiencia, permite conocer
a la propia emisora el nivel de impacto en sus oyentes, así como su
calidad. Orienta a los profesionales que
componen la radio, a conocer el grado de aceptación, agrado o desagrado de sus
seguidores. Asimismo, se trata de
un importante indicador de éxito, el
cual se traduce no sólo en el prestigio y reconocimiento profesional de su
capital humano, si no también que mide los beneficios económicos que alcanzan,
sobre todo por los que aporta la publicidad.
De igual importancia, la radio ha empleado la participación
directa de los oyentes como una de las claves de su estrategia de comunicación
con la audiencia a la que se dirige. Desde los primeros programas de cara al
público y los populares concursos y consultorios, hasta los programas de discos
dedicados y las retransmisiones realizadas fuera de los estudios, las
modalidades para canalizar estas intervenciones en los contenidos de la radio
no han dejado de incrementar su presencia en las parrillas de programación. En
el caso español, esta participación directa de los oyentes, además de aumentar
en los últimos años en casi todos los tipos de programas y modalidades de
programación. El presente trabajo expone los resultados del análisis de
contenido realizado sobre las formas y técnicos que adoptó la participación
directa de la audiencia en la programación radiofónica de la cadena de emisoras
pública .Los resultados persiguen trazar las relaciones que existen entre
contenido, finalidad y autoridad de las intervenciones, por un lado, y tipo de
programa, hora y duración de la emisión, y la mediación profesional, por otro.
Vale decir también que la hiperfragmentación de la audiencia trae
consigo el desarrollo de una radio casi personalizada donde el oyente decide
qué, cómo y cuándo oír radio y donde el usuario decide cómo, cuándo y qué
descargarse. Este hecho novedoso, producto de la tecnologización de la recepción
del mensaje, advierte un tipo de oyente maduro que decide por sí mismo mediante
los instrumentos que las nuevas tecnologías como la Red le ofrecen y permiten.
Así mismo, los avances técnicos y aplicaciones tecnológicas que se
producen en cualquier ámbito (por ejemplo, el radiofónico), no sólo inciden en
las dinámicas productivas, los mecanismos de gestión y almacenaje o la
multiplicación de canales de difusión y recepción, sino que también lo hacen,
de igual manera, sobre la fragmentación de los consumidores, en este caso, la
audiencia (Martí, 1990; Zallo, 1988). En otras palabras, la transformación
tecnológica de la radio en la actualidad incide de manera directa sobre la
composición y disposición de su audiencia.
Esto quiere decir que los
nuevos mecanismos de interacción por parte del oyente representan un novedoso
estadio de oportunidades para la audiencia en claves de auto organización de
contenidos y una elaboración adecuada a cada individuo. Lo realmente importante
del hecho es que el oyente se convierte en su propio programador e interactúa
en varias direcciones superando los límites participativos existentes hasta la
fecha que para algunos autores (Martí, 2001) se caracterizaba por la pasividad
de los oyentes: “La pasividad dejará de ser la norma de comportamiento habitual
del oyente; actuará de una manera interactiva no únicamente sobre los
contenidos, sino también sobre las estructuras programáticas” (Martí, 2001:
189). Todo ello brinda las llaves de dos puertas al oyente: la primera abre la participación
directa respecto al contenido, y la segunda, la intercomunicación con terceros
sobre los contenidos recibidos o no. Paradójicamente, una de las ventajas de la
radio consiste en la ausencia de imagen visual.
Así mismo la radio también es centro de las disquisiciones
teóricas en torno a los llamados Mass Media. Al igual que la prensa plana, el
cine, y la televisión, los sonidos del aire se debaten entre ser conceptuados
como Medio de Información, Medio de Difusión o Medio de Comunicación Masivos.
¡Asistimos a la guerra entre los modelos comunicativos! , hechizarnos hasta el
punto de inhibir nuestra imaginación y capacidad de crítica.
Los humanos somos capaces de transformar estímulos externos,
percepciones y sensaciones en imágenes mentales.La combinación artística de los elementos del lenguaje de la radio
garantiza que el estímulo sonoro se convierta en imagen auditiva;
posteriormente, se transforma en imagen mental y se “proyecta” en el
pensamiento de cada persona que escucha la radio. ¡Comenzamos a imaginar!
El proceso de creación de imágenes mentales a partir de sonidos
implica un necesario e imprescindible dominio del código radiofónico. El
realizador debe conocer a la perfección todas las estructuras y principios del
lenguaje de los sonidos, así como los componentes miméticos, simbólicos y
arbitrarios de los mismos y sus posibilidades artísticas y comunicativas. Sólo
así se podrá construir un mensaje sonoro eficaz, que evoque imágenes auditivas,
las cuales condicionarán –instantáneamente y también a largo plazo- la
formación de las imágenes mentales.
Para decodificar el mensaje emitido a través de las ondas, el
oyente también debe conocer el lenguaje radiofónico establecido, socialmente
compartido y arraigado en el público a través de su interacción con el entorno,
los hábitos de audiencia y por la exposición a productos radiales que utilizan
recursos sonoros expresivos (filtros, ecos, ecualizaciones), los cuales se
complementan con el empleo de figuras literarias como metáforas, símiles, y
simbolismos.
Por consiguiente la radio
actual se caracteriza por un dominio casi absoluto de la información. En este
contexto, hablar de radio-arte puede resultar extraño. Sin embargo, en los
albores de la radio -a finales de la década de 1920- el artista alemán Kurt
Weill postulaba los principios del radio-arte absoluto, y exigía que a las cadencias y ritmos de la música se
aunaran nuevos sonidos, los sonidos de otros ámbitos: las voces humanas y
animales, el canto de la naturaleza, el susurro de los vientos, del agua y de
los árboles, y luego un ejército de nuevos tonos inauditos que el micrófono
podría producir de manera artificial por medio de ondas sonoras aumentadas o
niveladas, superpuestas o mezcladas, disipadas y nuevamente concebidas.
La radio es todo eso y más. En los receptores genera
constantemente representaciones de imágenes, que a diferencia de las ofrecidas
por otros medios, no están limitadas por espacios, pantallas, colores, o
sonidos. Tampoco están circunscritas al lenguaje radiofónico, el cual presenta
una gran riqueza expresiva y extraordinarias posibilidades de explotación. La
capacidad de generar imágenes mentales en los oyentes es, sin dudas, la
principal especificidad de la radio como medio de comunicación. (P.M Pérez
Roque, Radio Taíno, Cuba, 2008)
La función social de la radio artística es la humanización de la
experiencia para despertar voluntades y conciencias que movilicen a la acción.
Esta perspectiva reivindica la narratividad como práctica discursiva, valora lo
cotidiano como materia prima para el repertorio temático de la radiodifusión,
potencia el principio de verosimilitud y también las vastas posibilidades que
se abren en las zonas de fractura y erosión de la realidad. El arte debe
empezar allí donde hay imperfección, no para lapidar sino en busca de
soluciones participativas.
“Comunicar para transformar” deberá ser la premisa del radio contemporáneo. Sólo así, salvaremos a nuestra
radio de caer tras las rejas de la Industria Cultural, donde los consumidores
buscan escapar al aburrimiento y todo cuanto se resiste a lo fácil, superficial
y conformista tiende a ser neutralizado. Paralelamente, la llamada “dinámica
industrial” de la producción radiofónica no podrá ser una excusa para limitar
las posibilidades expresivas del arte en sonidos.
La radio será siempre ese medio de sonidos que suena como una
tríada: desde la esencia, tecnología para comunicar; desde los propósitos, un
medio de comunicación social (es tiempo de democratizar la radio, no solo desde
los mensajes, sino también desde la léxico-semántica, para remplazar los
términos información y difusión por comunicación). Es un excelente momento para
desterrar el apelativo de masivo –con toda su homogenización y anonimato
inherentes- y cambiarlo por social); desde el producto final, la radio es y
debe ser siempre arte, sin distinciones entre noticiarios, programas musicales,
culturales o dramatizados.
Es por ello que decimos que uno de los factores más importantes
dentro de la radio y que debe ser esencial es la voz ya que es el esqueleto de la radio y su importancia
en la comunicación radiofónica es sustancial. Sin embargo son pocos los
estudios que sobre ella se han realizado y menos aún los dedicados a comparar
la impresión que una voz causa en el oyente cuando éste conoce la imagen del
locutor y cuando la desconoce. La voz es nuestro principal vehículo de
comunicación y la herramienta principal de los medios audiovisuales, en
especial, de la radio, como medio sonoro por antonomasia.
Debido a su importancia, son varios los estudios que han recogido
la necesidad de exigir una correcta locución en el medio radiofónico,
especialmente porque se entiende que no solo se influye con las palabras y con
su significado, sino con la voz misma, según utilices una voz lánguida o
aburrida, o nerviosa, chillona, cansada, o hables en voz baja, íntima, dulce,
cascada, ronca, aguda, metálica, nasal o sepulcral (Bousquie, 1965). Si bien es
cierto que los profesionales de la comunicación son cada vez más conscientes de
la trascendencia de sus voces a la hora de comunicar, pocos son los que se han
preguntado qué impresión causa en los oyentes y cómo forman éstos la imagen de
sus locutores preferidos, a través de lo único que reciben de ellos en sus
casas: su voz.
La radio introduce en el sonido de las voces todo el poder de lo
subjetivo. Cada oyente hace los sonidos suyos, reconstruye las fuentes sonoras
originales a su modo, según la visión del mundo, su experiencia y sus propios
ideales estéticos.
La radio es el medio que eleva la voz a su máxima expresión. Al
quedar despojada de toda imagen, sin soportes visuales, la voz ha de
transportar por sí misma toda la información que en el caso de la imagen
transmiten los gestos, la mirada o la posición del interlocutor , es el
vehículo de las palabras, el cuerpo de la radio y la herramienta del locutor. Y
por esta razón la voz del locutor en la radio resulta tan importante. Es más,
en ocasiones puede resultar casi mágica; porque como el medio es sonido, la voz
se convierte en el principal instrumento de trabajo de los periodistas
radiofónicos. Se transforma en el vínculo con el oyente, en el enlace con quien
escucha y en el canal invisible, conductor de informaciones.
En el medio radiofónico, los comunicadores deben tener en cuenta
que, dada la sensibilidad que tienen los micrófonos, no es necesario que
aumenten demasiado la intensidad cuando el discurso lo requiera, sino que basta
con que suban un poco el tono de voz. De lo contrario, se produciría la
saturación del sonido y el mensaje sería incomprensible y, por lo tanto, poco
creíble. De esta forma, la sensación que percibirá el oyente será similar a la
que hubiese oído si realmente se hubiera aumentado la intensidad (como si el
locutor en un momento determinado, diera más importancia a las palabras del
discurso).
El elemento común de los medios de comunicación es la palabra, la
herramienta por excelencia a la hora de transmitir una información. Si faltara,
no habría radio ni periódicos y las imágenes (tanto de vídeo como fotográficas)
no podrían ubicarse en su propio contexto. Faltaría una explicación. La palabra
es necesaria para conseguir credibilidad y llegar a las personas, tanto a nivel
mediático como individual; aunque no es lo único. Todo buen comunicador, sobre
todo de radio, debe conocer y dominar otros factores para ser creíble.
Por tanto podemos decir que la ausencia de conocimiento de la
imagen del locutor eleva las expectativas ante la RECREACIÓN DEL FÍSICO de una
persona, mientras que el conocimiento de la imagen del hablante concentra al
oyente en la representación mental de imágenes del CONTENIDO de la
comunicación.
REFERENCIAS:
BALSEBRE, Armand (1964), La credibilidad de la radio informativa,
Barcelona: Feed –Back; Ediciones S.L.
BALSEBRE, Armand (2000), El Lenguaje Radiofónico, Madrid;
Ediciones Catedra (Grupo Anaya, S.A)
CEBRIAN HERREROS, M (1995) .Información Radiofónica .Mediación
Técnica, Tratamiento y Programación .Madrid: Síntesis.
CHION, M (1999): El sonido .Barcelona; Paidós
GONZALES CONDE
María Julia (2001), Comunicación Radiofónica, Madrid: Editorial Universitas,
S.A.
MATEOS SÁINZ DE MEDRANO, Vicente (2003), La radio: voz, sonido e
información, Madrid: Servicio de publicaciones Universidad Antonio de
Nebrija
PORTILLA, I. Y
HERRERA, S. (2004). El mercado de la emisora: la audiencia. En Programación
Radiofónica (pp.161-211).Barcelona: Ariel.
RODRÍGUEZ BRAVO, Ángel Andrés (1989), La construcción de una
voz radiofónica. Tesis Doctoral, departamento de Comunicación Audiovisual y
Publicidad de la Universidad Autónoma de Barcelona, Barcelona
COLLAGE:
MAPA CONCEPTUAL :
htm http://www.radiestesiacongini.com.ar/oratoria.
http://www.unav.es/fcom/jornadas2000/Comunicaciones/marcvi21.htm
www.sonidosderosario.com.ar
www.soundtransit.nl
www.radioscomunitarias.org
www.archivosonoro.org
No hay comentarios:
Publicar un comentario