sábado, 29 de junio de 2013


TEMAS Y ENFOQUES DE LA PRODUCCION PERIODISTICA

Yovani Neyra Zaquinaula
Universidad Nacional Pedro Ruiz
Gallo – Lambayeque, Perú

RESUMEN:

La radio será el principal medio de comunicación   que generara  y formara  opinión pública, la misma que se ha transformado progresivamente en un espacio para la expresión de la diversidad social y política; y además la que se constituye en el medio por el cual más de la tercera parte de la población se entera de lo que acontece en el país y en el mundo entero. Es  aquella que no requiere de muchas horas de dedicación, por el contrario nos brinda la oportunidad de hablar al mundo, de llegar a la propia casa de las personas y de sentarnos en la misma mesa de alguien que no se imagina dejándonos entrar a su hogar.   Realmente, es una urgencia y no una actividad opcional de entretenimiento meramente, es el medio de mayor penetración y la compañera ideal para la gente que está sola. Como medio de comunicación masivo está justo en los primeros lugares si de alcance se trata.

PALABRAS CLAVES: producción / comunitaria/ opinión pública/ agenda/ programación / comunidad.

CONTENIDO DESARROLLADO

Es por ello que para que la radio comunitaria se entienda como un instrumento fundamental para  avanzar hacia la inclusión en la Sociedad  de la Información, debemos enfrentar el  modelo hegemónico de desarrollo y reemplazarlo por uno centrado en las personas,  con enfoque de equidad y donde el tema no se queda en la mejor capacidad para lidiar  con la tecnología, sino va más allá, buscando el ejercicio pleno e informado de la  ciudadanía. 
El acceso abierto para una verdadera Sociedad de la Información  es avanzar hacia la Sociedad de la Información y el conocimiento con un enfoque de  inclusión ya que requiere enfrentar la situación de dependencia y subordinación en la que  estructuralmente la mayoría de nuestros países se encuentran; planteando con  claridad que el problema de fondo es la gestión y control de las tecnologías, los  medios y recursos de información, en donde las personas asumen roles tanto como  emisores, productores y desarrolladores de contenidos e información, así como  proveedores de servicios relacionados con la nueva tecnología. 
Podemos entender que la programación radiofónica  son estructuras que guían el proceso de producir contenidos periodísticos para un programa o una programación. Es decir, que son formas preestablecidas para expresar informaciones, análisis y opiniones. Y al igual que los géneros funcionan como códigos culturales que ayudan al entendimiento entre emisores y receptores, sirven para codificar y decodificar los mensajes de los medios masivos de difusión.
La importancia que se le da a estas tareas en la programación radiofónica emerge de un análisis que indica que la información es central en los procesos de formación de la opinión pública. Y que lo que se llama «opinión pública» es fundamental en los procesos de transformación de las sociedades. Procesos que involucran desde las modificaciones de las costumbres, muchas veces imperceptibles en el corto plazo, hasta los cambios en el sistema político o en la legislación de un país.

Por lo tanto el concepto de opinión pública describe un proceso de expresión colectiva y pública de posiciones, ideas y puntos de vista. La opinión pública no es la suma de lo que las personas piensan de manera individual. Es el resultado del intercambio entre las opiniones que circulan públicamente. En este sentido, puede observarse por qué los medios de comunicación ocupan un lugar privilegiado en los procesos de opinión pública: porque son uno de los principales ámbitos de circulación pública de informaciones, ideas y opiniones.
La distinción entre la "nueva" y la tecnología "vieja" ya no es significativa en el estado actual de la convergencia tecnológica. La gente de las radios comunitarias y los telecentros están trabajando juntos para un acceso más democrático y participativo de la comunicación, especialmente en las zonas rurales y las zonas urbanas pobres. Por eso la gestión del espectro radioeléctrico debe adoptar los principios del acceso abierto, a partir de la experiencia de libertad de expresión reivindicada en los últimos años por las radios comunitarias.


En los barrios, en el campo, en los pueblos, en las ciudades, las radios comunitarias son espacios de encuentro. Mucho más que «radios», más que medios de comunicación.
Abren sus micrófonos a expresiones diversas. Abren sus puertas a la confluencia de grupos y al intercambio. Comparten proyectos, sueños, ideales. Los construyen con otros y otras que desean lo mismo. Tejen redes donde potencian sus fuerzas. Entablan vínculos que dan por tierra con el esquema emisor-receptor como extremos aislados del proceso de comunicación. Las radios comunitarias no son los únicos medios de comunicación con los que se relaciona un grupo social. Esto que parece una obviedad, es fuente de largas discusiones en el momento de la producción radiofónica.
Cuando las radios comunitarias se planteaban «darle voz a los que tienen voz» partían del diagnóstico de que los sectores populares no aparecían como protagonistas de los relatos construidos por los medios de comunicación. Con el tiempo y muchas reflexiones, las radios comunitarias llegaron a nuevas conclusiones: los sectores populares tienen voz, siempre la tuvieron, pero esa voz no es pública. Sus voces, problemas, necesidades, deseos, canciones no están en el espacio público. No forman parte de lo que concierne a todos, no están dentro del conjunto de temas de los que se habla, de los hechos sobre los que las personas forman opiniones. La construcción de un discurso radiofónico que hable de lo cercano y de lo lejano, que los ponga en relación para construir nuevos sentidos, es una estrategia de articulación de lo local con lo global. Mucho tienen que ver el enfoque y la definición de los temas de la agenda propia en esta construcción.

La radio puede hacer que en los hechos de la vida cotidiana de las personas se vea el funcionamiento del sistema. Puede hacer que en una experiencia puntual de resistencia se vean los procesos globales de transformación de las sociedades. Puede entrelazar sus acciones locales con las acciones locales de otra emisora y con las de otra y las de otra más y así dar un paso más allá de sus propios límites.
Las radios comunitarias tienen un rol importante que jugar a partir de la construcción de un relato en el que nada quede tan lejos que sea invisible, ni nada esté tan cerca que nadie se detenga a mirarlo.
Es por ello que cuando Armand Mattelart y Jean Marie Piemme lo afirmaron desde  hace veinticinco años: «la creación de una alternativa de comunicación está más vinculada que nunca a la producción de nuevas relaciones sociales. Adelantamos esto pronunciándonos en contra de toda ilusión que espere la transformación social de una comunicación salvadora pero también en contra de toda mitología que hace creer que sólo la llegada de la Gran Noche podrá engendrar una comunicación nueva.»


Las radios comunitarias multiplican las posibilidades de propagar las voces de las organizaciones sociales, colectivas, individuos, movimientos que sostienen prácticas de transformación social. Construyen con ellos y en esa interacción cobra sentido su existencia.
Poca incidencia y poco sentido tendrían las radios comunitarias si no entablaran lazos con otros actores sociales que también promueven la construcción de una alternativa. La radio comunitaria abre, potencia, difunde o multiplica un proyecto de sociedad y las luchas o construcciones que éste orienta. En muchos casos las radios comunitarias son, en cambio, la principal fuente de información para la comunidad. Los medios masivos de alcance nacional suelen ser periódicos capitalinos de gran tirada o informativos de televisión de canales de extensa cobertura en los cuales la selección de la información dista de ser equitativa en cuanto a la distribución geográfica. En este sentido, las radios comunitarias tienen una misión indispensable: la recuperación de lo local, la valoración de las problemáticas regionales, la construcción de una agenda que ponga el acento en la inclusión.
La mediatización de la vida y la creación de modelos por los medios masivos de comunicación se reflejan también en una categorización de las fuentes, ya no de acuerdo a su relevancia o su vinculación con el tema, sino más bien a su popularidad. Los medios comunitarios construyen otro tipo de vínculo con la comunidad y por eso la audiencia no puede quedar fuera de las decisiones en relación a las fuentes. Las fuentes son las personas, entidades, organizaciones y documentos que pueden proporcionar información o dar una opinión de interés acerca de un tema.

Una de nuestras fuentes puede ser el Internet ofrece la posibilidad de publicar informaciones, opiniones y producciones a bajo costo al punto que existen agencias informativas, radios, periódicos que ampliaron sus servicios al soporte digital o que sólo transmiten por este medio.
Algunos estudios acerca del consumo radial permitieron saber que muy poca gente escucha sólo una radio. Sobre todo los más jóvenes deambulan por el dial y eligen una señal especialmente por la música. El consumo de radio tiende a ser individual en las ciudades y familiar en el campo y los sectores urbanos populares. Algunos encienden la radio para sentirse acompañados, otras para estar informadas, otras para distenderse, o para divertirse, otros solamente para saber la temperatura antes de salir de casa.
Los sondeos o estudios de audiencia determinan la cantidad de oyentes y proveen algunos datos (sexo, edad, ocupación, nivel cultural y económico) que permiten describir su perfil. Es fundamental saber no sólo quién escucha qué, sino porqué, qué utilidades, qué sentido tiene para la audiencia escuchar la radio o tal programa.
El vínculo de la radio con su audiencia es interactivo, supone interés de ambas partes por comunicarse y construir juntos. La audiencia define contenidos, la radio construye una agenda. La radio propone una estética, la audiencia la rechaza o la celebra o le es indiferente. La audiencia interpreta los contenidos e inaugura un diálogo, la radio se suma a la charla y legitima actores sociales.
Las radios comunitarias también construyen -o tienen que construir- una propuesta radiofónica que, por un lado, defina su audiencia estratégica y, por otro lado, ponga en evidencia su propuesta como medio, una propuesta comunicacional, política, social y cultural. Los géneros y formatos que la radio privilegia, el ritmo de las locuciones, el lenguaje, la selección de la información, el concepto artístico, cada uno de estos elementos interrelacionados ente sí, y muchos otros, configuran la carta de presentación con que la radio se define a sí misma. Muestran la personalidad de la emisora.
Una radio que no ha definido su propuesta, que no apuesta a un público que puede ser más o menos específico, que no busca los modos -aunque sea con charlas ocasionales pero sistemáticas- de conocer a su audiencia, que no ha precisado sus intenciones, o que no pudo traducirlas en decisiones artísticas y editoriales, es una radio a la deriva.



La participación es uno de los factores primordiales cuando se trata de definir qué es una radio comunitaria y el vínculo que se establece con la comunidad. Las radios comunitarias promueven la participación social activa en los procesos comunicacionales, como en los demás espacios de disputa política, porque reconocen su valor social en todos los ámbitos de la vida.
Esta radio busca la intermediación, es decir que, además de permitir que la audiencia denuncie sus problemas, debata y opine, da un espacio para que se hable de los proyectos de desarrollo y se transmitan a través de ella las culturas de los pueblos.»  En estos proyectos, las programaciones procuran ser interactivas, es decir, promover la integración directa de la comunidad.
La participación hace al oyente sujeto de la comunicación, lo integra en los procesos de producción de sentido. También refuerza la incidencia de la radio en su comunidad a través de la cercanía que sabe construir con sus habitantes. Una cercanía que se basa en la proximidad geográfica, pero sobre todo en la identificación cultural y la relación afectiva. El oyente se siente partícipe y hasta protagonista, se apropia del proyecto, lo vive y lo defiende.
Los medios comunitarios tienen sus raíces en las radios educativas, católicas y mineras de América Latina, defensoras de los intereses de las clases trabajadoras y amplificadoras de sus voces. Estas emisoras tuvieron un rol central en la educación y formación de los habitantes: los campesinos tomaron conciencia de las razones estructurales de su pobreza y de la explotación. Se constituyeron como radios de servicio a través de la alfabetización y campañas sociales y de salud. Estas radios desarrollaron una manera muy acentuada de participación, especialmente a través de los integrantes de cada comunidad que se formaron como Radialistas.
Los medios comunitarios convocan a los ciudadanos a participar con su voz en el concierto de contenidos que se hacen públicos. Las formas son tantas como las radios porque están condicionadas por la comunidad, las condiciones geográficas, los hábitos de su gente, las posibilidades tecnológicas, por la imaginación de quienes integran la radio. La participación hace al oyente sujeto de la comunicación, lo integra en los procesos de producción de sentido. También refuerza la incidencia de la radio en su comunidad a través de la cercanía que sabe construir con sus habitantes. Una cercanía que se basa en la proximidad geográfica, pero sobre todo en la identificación cultural y la relación afectiva. El oyente se siente partícipe y hasta protagonista, se apropia del proyecto, lo vive y lo defiende. La participación en la radio es un modo de aprendizaje. Abre canales a opiniones diversas, promueve el diálogo, permite la confrontación, evidencia la heterogeneidad, crea lazos y contagia compromiso. Las radios comunitarias son espacios de intercambio donde no se petrifican las relaciones.
Donde el vínculo entre emisor y receptor no es lineal ni rígido. Donde el lugar del emisor no es la guarida del poder. Donde el lenguaje y los códigos no son uniformes En las radios comunitarias los oyentes son interlocutores. La práctica comunicacional es política porque expresa modos de comprender el mundo, y de transformarlo.
Las radios comunitarias impulsan la participación como modo de ejercicio de un derecho ciudadano. La participación es la base de la movilización y la articulación para la construcción de una alternativa. Es central, estratégica e imprescindible porque implica a la reflexión crítica, el análisis, el diálogo, la acción. Una acción que sea transformadora. Porque participar es involucrarse, comprometerse, tomar partido.

Finalmente puedo decir que la radio promueve la participación de los ciudadanos y defiende sus intereses; cuando responde a los gustos de la mayoría y hace del buen humor y la esperanza su primera propuesta; cuando informa verazmente; cuando ayuda a resolver los mil y un problemas de la vida cotidiana; cuando en sus programas se debaten todas las ideas y se respetan todas las opiniones; cuando se estimula la diversidad cultural y no la homogenización mercantil; cuando la mujer protagoniza la comunicación y no es una simple voz decorativa o un reclamo publicitario; cuando no se tolera ninguna dictadura, ni siquiera la musical impuesta por las disqueras; cuando la palabra de todos vuela sin discriminaciones ni censuras, ésa es una radio comunitaria. Esto implica que no se someten a la lógica del dinero ni de la propaganda las emisoras que así se denominan. Su finalidad es distinta, sus mejores energías están puestas al servicio de la sociedad civil. Un servicio, por supuesto, altamente político: se trata de influir en la opinión pública, de inconformar, de crear consensos, de ampliar la democracia.

REFERENCIAS:

ü  CURUCHET, EDUARDO; Girola, MARIELLA Y ORCAJO, Oscar. ¿Radio o ruido comunitario? Comcosur, Uruguay, 2006.

ü  GEERTS, Andrés; VAN OEYEN, Víctor y VILLAMAYOR, Claudia. La radio popular y comunitaria frente al nuevo siglo: La práctica inspira. ALER - AMARC, Quito, 2004.

ü  GUTIÉRREZ, Hernán. Cómo incidir en la opinión pública. ALER, Quito, 1997.

ü  LÓPEZ VIGIL, José Ignacio. Manual Urgente, Radialistas apasionados. CIESPAL, Quito, 1997. www.radialistas.net

ü  MATA, María Cristina. «Saber sobre radio» en Revista Signo y pensamiento, N°33, Colombia, segundo semestre de 1998.

ü  ORTIZ, Miguel Ángel y MARCHAMALO, Jesús. Técnicas de comunicación en radio. Ediciones Paidós Ibérica, España, 1994.

ü  VALLS, Damián. “La creatividad en la radio» en Revista Interadio, volumen 11, Número 1. AMARC, 1999.
ü  YAÑEZ, Leonel y AGUILERA, Oscar. Radio, periodismo y opinión pública local. Cartilla para la capacitación a distancia. ECO - Educación y comunicación, Santiago de Chile, 2001.



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